domingo, junio 25, 2006

En mis múltiples viajes hacia el otro lado, como ya he comentado en anteriores cartas (si alguien en verdad ha terminando hallando las botellas que con tanto cariño os envío), me he llevado bastantes decepciones, pero no menos alegres y esperanzadoras sorpresas. Aún existe un aura de los tiempos antiguos en algunos lugares y expresiones artísticas del Otro Lado, en los cuales no existia la guerra, el odio ni el egoismo, y en donde imperaba el amor profundo hacia todo lo que rodeaba a la vida, tanto en lo oscuro como en lo luminoso. Tiempos en qué la ciencia no existía, en qué no importaba indagar en busca de algo tanginble y físico, sinó al contrario, en búsqueda de lo mágico y en busca de lo que la razón no podía abarcar del todo (y aún no puede, por muchos avances tecnológicos que se hayan llevado a cabo).



Por eso, bajo mi humilde opinión, la ciencia es inútil, y más aún de la forma arbitraria y egoista con qué se utiliza, porque simplemente está basada y edificada en la estúpida creencia que el ser humano todo lo puede saber y conocer, y a menudo esta pretensión hace que mucha gente se olvide de lo que realmente importa. Es inútil, por ejemplo, conocer la distancia que nos separa del Sol, nuestra composición química, la construcción de un robot y de maquinària precisa o intentar hallar empíricamente las energías que rigen el Universo. Todo esto en nuestras vidas cotidianas carece de importancia. La ciencia solamente tendría su utilidad si se usara para enmendar todo el daño que se ha hecho por parte de la humanidad al planeta tierra, y eso en esos tiempos parece imposible visto el talante de los poderosos y el pasotismo de la gente.



Pero en fin, metámonos en materia. En mi viaje a un país allí en el Otro Lado llamado Japón, muchas cosas me llamaron la atención. Aún siendo el sitio donde el sistema capítalista más implantado está hasta límites insospechados, la tradición que mezcla religiones como el budismo zen o el sintoísmo han hecho que esa sociedad aún mantenga valores que, pese a chocar frontalmente con el agobio, el pesimismo, la desnaturalización y la rapidez en qué sus vidas se balancean cada día, no han desaparecido sinó todo al contrario. El sintoísmo y el budismo zen, mezclados, propugnan una vida ascética, en armonía con la naturaleza y el entorno, en qué todas las pequeñas cosas tienen una gran importancia, junto con un amor desapasionado pero profundo como el océano. La observación de la naturaleza, la serenidad y la tranquilidad de lo cotidiano y la unión con el universo. Son todos ellos valores que aquí, en Arda, antaño los elfos tenían como estandarte, antes que, al igual que el resto de razas, se pervirtieran por la guerra y la incomprensión.



Me ha parecido interesante dedicar esa carta a los Haiku. Los Haiku són poemas japoneses impregnados por todos esos valores que antes ya he comentado. Tienen una antigüedad milenaria, con infinidad de influencias como por ejemplo la poesía clásica china. Han variado poco durante cientos de años, aunque evidentemente han evolucionado y han ido adquiriendo influencias a lo largo del tiempo. Pero de los haiku hay algo que siempre ha quedado invariable hasta nuestros días: constan de 3 versos de 5 7 5 sílabas. Ese sistema de 5 7 5 contiene, como en muchos aspectos de la cultura japonesa, algo simbólico: La naturaleza que va siendo modificada por cambios imperceptibles por el paso del tiempo, pero su esencia permanece incorruptible.
Puede que al principio a la mayoría de vosotros, que no estais acostumbrados a leer cosas sencillas y sin pretensión, os parezcan esos poemas demasiado simplones o desprovistos de calidad literaria, pues la poesía occidental siempre se ha caracterizado por la subjetividad y la complicación, y de búsquedas de difíciles rimas y palabras rebuscadas.



Pero cuando los leais solo os pido una cosa: hacedlo sin prejuicios, dejaros llevar por ellos.


Matsuo Bashô


Piernas enclenques
tendré, pero está en flor
el monte Yoshino.


Me llamarán por el nombre
de caminante.
Tempranas lluvias de invierno.


el cuervo horrible
¡qué hermoso esta mañana
sobre la nieve!


Con el rocío de la mañana
sucio, fresco...
el barro del melón.


En el camino, la fiebre:
y por mis sueños, llanura seca,
voy errante.


En los claros de nieve,
el leve violeta de los brotes
de la flor de udo


crecen los días
para el canto incansable
de las alondras


canta el cuclillo:
un bosque de bambú
filtra la luna


un mar revuelto:
sobre la isla de Sado
la Vía Láctea


¡Qué gloria!
Las hojas verdes, las hojas jóvenes
bajo la luz del sol.


La libélula
intenta en vano posarse
sobre una briza de hierba


en la bahía
también la primavera:
flores de olas


Las montañas y el jardín
se van adentrando
hasta mi habitación de verano


El mar ya oscuro:
los gritos de los patos
apenas blancos.


A la intemperie,
se va infiltrando el viento
hasta mi alma.


Yo soy un hombre
que come su arroz
ante la flor de asagao


Este camino
nadie ya lo recorre
salvo el crepúsculo


Un viejo estanque;
se zambulle una rana
ruido de agua.


Quietud:
los cantos de la cigarra
penetran en las rocas.


La primavera pasa;
lloran las aves
y son lágrimas los ojos de los peces.


Aroma del ciruelo,
de repente el sol sale.
Senda del monte.


Luna de agosto.
Hasta el portón irrumpe
la marejada.


¡Ha llegado la primavera!
Monte anónimo
entre fina hierba.


Plenilunio de otoño;
paseo en torno al estanque
toda la noche.


¡Que santidad
la del hombre que ante un relámpago
no comprende la realidad!


Los crisantemos
se incorporan etéreos
tras el chubasco.


yo me pregunto,
avanzado el otoño,
qué hará el vecino


Olor a crisantemos.
Y en Nara, viejas
imágenes de Buda.


A una amapola
deja sus alas una mariposa
como recuerdo.


Bajo un mismo techo
durmieron las cortesanas,
la luna y el trébol.


Hoy el rocío
borrará lo escrito
en mi sombrero.



2 Comments:

Blogger Nimmidiel Glirieth Taurelleth said...

¡Hombre Haldir, ese silvano! ¡Qué tal!

¡No sabía que tenías un blog! Y además muy interesante... ;)

Pues me pillas intentando vaciar mi mente de todo pensamiento, mientras escucho música japonesa y se me llena la habitación de humo de incienso aromático de cerezo xDDDDDDD ¡Es que últimamente estoy muy tonta!

Vaya, me pasaré por aquí más días a ver qué más nos cuentas ^_^ Voy a ver si me leo el resto de tus posts.

Un saludo silvano,

Nimmidiel

7:56 a. m.  
Blogger Amroth de Lorinand said...

toku chiru mo
matareshi hana no
kokoro kana

Cae tan pronto,
y se hace esperar tanto:
corazón de cerezo.

8:07 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home