martes, julio 04, 2006

Bien, dejaré de atosigaros con mis cartas llenas de tormento, y dejaré de preocuparme por esos seres infames. Son tan infames que vale más la pena no seguir hablando de ellos.

Hay algo que me sorprende del otro lado. Y no es más que el afán de la gente por querer globalizar las cosas. Y hoy os voy a hablar del error que comete mucha gente de allí cuando se refieren al término de "ciudadanos del mundo".

Es la típica respuesta global que siempre da esa gente que jamás se quiere mojar por nada. Y no quiero, no obstante, criminalizarlos. Todo al contrario. Sé que sus intenciones al querer ser Ciudadanos del mundo son, por regla general, buenas. No obstante, creo que parten de una gran ignorancia. Pensemos durante un rato, con lógica. Vamos a ver, es tan evidente que soy del Mundo que ya no hace falta ni corroborarlo. Pero ser del mundo, ¿significa absorber todas las culturas que no són mías y rechazar la mía? Evidentemente, esa no es la verdadera definición de "ciudadano del mundo" y, no obstante, es lo que por regla general lleva a cabo ese colectivo. ¿Qué pasaría si todos hicieramos lo mismo?



Pongamos un ejemplo: En una región existe una cultura X con sus propias leyendas, tradiciones, lengua y formas de ver la vida que se ha ido transmitiendo de padres a hijos ininterrumpidamente. Esa cultura desde siempre ha recibido influencias de otras y las ha ido absorbiendo progresivamente, enriqueciéndola y haciéndola más abierta y receptiva. Todas las culturas tienen influencias. Ahora bien, lo que se propone esa gente es muy diferente. Reniegan de esa cultura X, y se sienten fascinados por las otras que les vienen de fuera. Entonces toda esa cultura milenaria se va al garete y otra muy diferente (la que se acaba imponiendo al final, pues por mucho ciudadano del mundo que querramos ser siempre habrá una sola cultura que sea incorporada a la sociedad de esa región determinada) la sustituye completamente, en vez de simplemente enriquecer la que ya tenían.



Entonces, eso actúa como un castillo de naipes. Si pasa en todas las regiones del mundo, en las cuales hay un sentimiento de "ciudadanos del mundo" las culturas mayoritarias que se imponen más facilmente empezaran a uniformar el planeta, hasta que solo tendreis una sola cultura, una sola lengua y una sola tradición, con 4 influencias mínimas.



¿Para qué serviría viajar si todo terminara así? Imaginaos el panorama: Vas a Egipto, y ves que la gran pirámide se ha convertido en una gran discoteca, que los bazares se han modernizado y en ellos ya no se puede regatear, que en vez de escuchar el sonido de las flautas y los djembes escuchas guitarras eléctricas en medio de las calles de El Cairo. Una autopista recorre el río Nilo de arriba a abajo lleno de vehículos que circulan con cuidado para que no les apliquen el carnet por puntos.
Vas a Turquía: lo mismo. Vas a China: lo mismo; a Irlanda: lo mismo; a Mexico: lo mismo; a Grecia: lo mismo. Hasta que te das cuenta que a ningún lado vale la pena viajar para conocer cosas nuevas que jamás has visto, porque todo el mundo es igual, con esa cultura uniforme junto con cuatro influencias de muchas. La misma forma de ver la vida, la misma filosofía, la misma lengua, los mismos bailes. Ahora, eso si, todo con "derechos humanos", muy controlado.



Un mundo feliz, vaya.

Quizá todas las culturas pecan de anticuadas y necesitan revisarse para que sepan respetar al prójimo. Unas de una forma y otras de otra. Ninguna se salva. Habría que esforzarse por suprimir sencillamente lo negativo de ellas. Pero eso no significa que las debamos suprimir para imponer un orden mundial, una especie de Pax romana más falsa que Sauron, y que al final todos terminemos peor aún: sin raices, sin ilusiones y sin ganas de salir de casa para experimentar otras cosas.



Si os sentís bien viviendo en un "mundo maravilloso" como este, lo acepto, pero perdonad que os diga que no os comprendo en absoluto.

Creo personalmente que todo ese movimiento de "ciudadanos del mundo" viene de la no aceptación de uno mismo, y de no querer comprender que las culturas precisamente se enriquecen con las otras, y se hacen más bellas, más universales y no por ello menos singulares.